20. El amigo Celestino
Transcurrieron
las semanas y los encuentros ciclísticos prácticamente disminuyeron, quizá
porque yo decidí modificar mi ruta, pedaleando hacia Barranco y Chorrillos, o
hacia San Isidro, pero no me había percatado que uno de sus acompañantes, era
también un corredor que solía hacerlo por aquellos distritos, el cual
obviamente me vio por esos distritos.
Pareciera
que las coincidencias eran cosa de todos los días. Yo pedaleaba por la pista de
una escondida calle Miraflorina, y lo venia venir en sentido contrario. Yo
estaba mirando las construcciones de la zona antigua del distrito, y aparecía
por la misma calle: Pedaleaba por la pista del malecón, cosa que casi nunca
hacía, y el ciclista se aparecía en sentido contrario.
Una
mañana de mayo, yo estaba paseando por el distrito de Barranco, cuando descubrí
al ciclista y a sus dos amigos acercándose en sentido contrario, murmurando sus
repetitivas palabras de amor, pero con un elevado tono de su voz, quizá porque
esa zona del malecón barranquino prácticamente está vacía, pero para mí el efecto
ya no era el mismo, la distancia y el tiempo no son buenos compañeros del amor.
Por
esos mismos días, el teléfono de mi casa empezó a timbrar, a cualquier hora del
día, aunque el identificador de llamadas mostraba a un numero oculto o desconocido,
al responder sólo escuchaba un rápido respiro al otro lado de la línea, manteniéndose
durante varios segundos callado, ante ese silencio yo colgaba el teléfono.
Los
meses transcurrieron, y en el mes de octubre del 2007, decidí que ya no tenía
sentido verlo, además había conocido a un hombre muy interesante.
Yo
ya había decidido alejarme del ciclista, luego de haber transcurrido un año sin
asegurarme que vendría a mi vida, opté por practicar deporte durante las
noches, hasta que una mañana alrededor de las 6:30 am lo vi pedalear por la pista
de mi calle, haciéndolo muy despacio cuando estaba prácticamente sobre mi acera.
Fueron varias las veces que aparecía pedaleando, y hacia como que se le malograba su bicicleta justo a unos metros antes o después de mi hogar, y levantaba la vista, como si deseara verme aparecer por la ventana.
Todas las veces pedaleaba acompañado, con uno o sus dos amigos, e inclusive, una vez lo vi que se dio una vuelta en sentido contrario, y empezó a mirar hacia la ventana de mi dormitorio, yo estaba con la cortina cerrada, pero igual pude apreciar esa actitud.
Lo
censurable de esta parte de la historia, es el actuar del amigo celestino,
quien apañó durante múltiples ocasiones el actuar del ciclista, obviamente, es
un ser en el cual no se podía confiar, porque no debió prestarse para que el
ciclista traicione a la esposa.
Poema Decente
21. Días
antes de la navidad del 2007.
Mi
amiga Carmen, la que vive en la Urb. Santa Cruz, me comunicó que la anciana nos
había invitado para celebrar la navidad. Como en otras oportunidades, yo había
rehusado en asistir, porque ya no tenía sentido escuchar a la dama hablar
solamente sobre el ciclista, ante la insistencia de mi amiga Carmen, acepté.
Luego
de invitarnos una taza de chocolate caliente con un generoso pedazo de panetón,
que según la anciana, fue confeccionado por ella misma, empezó relatando la
receta, y no sé en qué momento recomenzó a hablar sobre su vida.
Me
confesó que yo me parecía mucho a una de sus hijas, la que residía en Suiza, la
cual eventualmente regresaba al Perú, cuando lo hacía era sólo para pasar la
navidad, a diferencia de sus otros tres hijos, que siempre la visitaban, y que
por ello exhortó que fuera a visitarla ese año, porque no vendría su hija.
22. Un importante abogado
22. Un importante abogado
Pero
en ese momento, el relato fue distinto, empezó a recordar que algunas semanas
antes del nuevo milenio, recibió la visita del hermano del ciclista, un
importante abogado y empresario de la ciudad de Lima, quien había decidió
festejar el cambio de siglo, en Madrid.
Desde el año 1996, éste había instalado una empresa constructora en la ciudad española, la cual realizaba obras de infraestructura en la ciudad de Lima, volviéndose en poco tiempo muy productiva, con sus utilidades había adquirido una hacienda, en las afueras de Madrid, la cual producía vinos. También aprovechó aquella estancia para llevar desde Lima, a algunos de sus caballos de paso.
Desde el año 1996, éste había instalado una empresa constructora en la ciudad española, la cual realizaba obras de infraestructura en la ciudad de Lima, volviéndose en poco tiempo muy productiva, con sus utilidades había adquirido una hacienda, en las afueras de Madrid, la cual producía vinos. También aprovechó aquella estancia para llevar desde Lima, a algunos de sus caballos de paso.
Para
celebrar su buena fortuna, y el cambio de siglo, había decidido invitar a sus
más queridos amigos, a los cuales les ofrecía inclusive el traslado en avión, así
como el hospedaje durante una semana; entre sus invitados se encontraba un
periodista de un importante programa radial; y por supuesto, a su hermano, el
ciclista.
El
mismo abogado había ido a visitar a la anciana, y como él había perdido a su
madre hacía varios años, decidió que ella debía formar parte de esa
celebración, asegurándose que sería su invitada de honor, pero ella (Ana) le agradeció esa gentileza, y se excusó,
porque justo ese año su hija, la que residía en Suiza, vendría a visitarla a
Lima, con sus dos nietos.
Según
la anciana, el abogado estaba lleno de proyectos, porque también había
adquirido varios terrenos en las playas al sur de Lima, donde pensaba construir
algunas urbanizaciones playeras, zona que se había revalorizado en unos pocos
años.
Hasta
ahí, el relato para mí no tenía importancia, pero empezó a ponerse interesante
cuando continuó hablando sobre una extraña transacción económica realizada en
el año 2003.
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