Hace 8 años incursioné en el mundo de la poesía como poeta, en los años 1970 asistí a presentaciones poéticas donde observaba que el poeta acostumbraba declamar sus obras o de terceros, lo cual sensibilizaba mi corazón, sin embargo desde el año 2008 empecé a notar que los “poetas supuestamente consagrados y ganadores de miles de dólares en concursos de poesía” con más de 20 años en el mundo poético . . . se limitan a leer, introduciendo su rostro entre sus papeles o en sus medios virtuales, sin compartir con su mirada ni una sola sílaba.
A pesar de ello continúo viéndolos que asisten a los locales poéticos, sin embargo algo censurable sucedió ayer jueves 21 de mayo en un hermoso local donde se difunde poesía, ubicado en el distrito de Miraflores.
En una primera mesa un respetable poeta y editor presentó a dos supuestos consagrados poetas, quienes leyeron sus textos, al culminar, se presentaron otros dos bardos, al finalizar ambas rondas, llegó el momento del micrófono libre, aunque por no haber micrófono los escritores que deseábamos participar debíamos elevar el tono de la voz para poder difundir nuestras obras.
Lo lamentable es que dos primeros parece que decidieron que como ellos ya había leído sus obras, ya no tenía que escuchar a los otros y decidieron conversar y relatarse chistes a unos metros del salón poético, escuchándose un molesto murmullo que impedía oír a los otros vates.
Ello refleja la poca calidad personal de esos sujetos, no deseo escribir sus nombres para no darles publicidad, porque para mí no lo merecen ni como poetas ni como personas.
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